La ciudad fue fundada por el Cónsul de Hispania, Décimo Junio Bruto Galaico en el año 138 A. C. con el nombre de Valentía Edetanorum. La península Ibérica se dividía entre Hispania Citerior y Ulterior. Valentía se encontraba situada en la Edetania, con capital en la actual ciudad de Liria y dentro de la Hispania Ulterior.
La ciudad se funda después de las guerras Lusitanas, los soldados eran licenciados después de 25 años de servicio militar. El Cónsul les cedía estas tierras como recompensa a su gallardía, coraje y valentía, estando éstas situadas en una isla fluvial, zona de aluviones con tierras fértiles y las aguas del que fue llamado Tyris o Tyrius, un río de aguas limpias y blanquecinas debido a las minas de caolín por las que atravesaba antes de llegar a Valencia.
La creación de una ciudad no era tarea fácil, los romanos no dejaban nada al azar, necesitaban de un Augur que sacrificara un ave para examinar sus entrañas y de ese modo comprobar que el lugar era propicio para la fundación de una nueva urbe.
En el casco histórico de Valencia, en el centro arqueológico de La Almoina, a 5 metros de profundidad encontramos el primer pozo fundacional de la ciudad, una obra rudimental, donde los romanos como si de una cápsula del tiempo se tratara colocaron diferentes cerámicas. Gracias a ellas podemos conocer el origen de aquellos primeros pobladores de Valencia, sabemos que provenían de la Magna Grecia, sur de Italia, la actual región de Campania. Los modelos encontrados son Greco-romanos, así como restos de animales sacrificados como ofrendas para los Dioses, todo junto se echaba en los pozos, se quemaba y se tapaba. Era una forma de tener a los dioses contentos. Las ciudades estaban dedicadas a una o varias deidades, en nuestro caso el templo principal situado en el centro del Foro estaba dedicado al Dios Júpiter Capitolino, pero dada la proximidad al agua del río, y por lo tanto a la higiene, Asclepio o Esculapio, Dios de la medicina, tenía también otro templo de suma importancia y unas termas con caldarium (agua caliente), templarium (agua templada), pero sin frigidarium (agua fría). Según se dice las más antiguas de las península datadas del S. II A.C..
Todo esto lo podremos ver “in situ”, durante nuestra visita dedicada a la Valencia Romana. La plaza de la Almoina, la plaza de la Virgen y la Basílica de la Virgen de los Desamparados están situadas sobre el antiguo foro romano de la ciudad, donde las principales vías se cruzaban.
Desde el norte y en dirección sur, el Cardo máximo, que en nuestro caso coincidía con la Via Heraklea, dedicada al Dios de la fuerza, Hércules. Esta vía será conocida tiempo después con el nombre de Vía Augusta y era la calzada romana que unía Roma con la ciudad de Cádiz, en el sur de España.
La razón de ese cambio de nombre se debió a los hechos políticos acontecidos en Roma durante toda esa época, pasando de una Roma monárquica a una republicana y luego más tarde a una Roma imperial, donde el emperador César Augusto realizará múltiples cambios.
Por ejemplo, la refundación de Valentia en el año 20 A.C., 50 años después de las guerras Sertorianas dado que Valentia había sido arrasada, destruida y abandonada durante ese periodo. César Augusto nos dio como símbolo la cornucopia por la abundancia de estas tierras, e incluso el privilegio de acuñar moneda con este mismo símbolo.
La otra vía principal era el Decumano, que iba del este en dirección al oeste. De esta forma la ciudad quedaba delimitada por una muralla que tenía cuatro puertas.
La puerta norte situada en la calle del Salvador, era llamada Saguntina, tenía importancia ya que se dirigía hacia la ciudad vecina de Saguntum, actualmente Sagunto, ciudad de gran importancia por tener un puerto natural.
La puerta sur situada en la plaza de la Reina, fue llamada Sucronense, por estar en dirección hacia el río Júcar (Sucro) y la actual ciudad de Alzira.
La puerta este situada en la calle Avellanas, fue denominada del Mar, por estar en dirección al Mediterráneo, entonces mucho más próximo que hoy en día.
Y por último, la puerta oeste situada en la plaza de Manises, llamada Celtibérica, por estar en dirección hacia el interior de la península.
Alrededor de las puertas encontramos diferentes restos como una cisterna romana, en un restaurante local. También se ha encontrado parte del acueducto más largo de la península con unos 100 km de longitud y que provenía desde la ciudad de Tuéjar. Así como los restos del circo romano que se creó durante la refundación de la ciudad, con una capacidad para 10.000 personas, cuando la ciudad tenía como máximo unos 2.000 habitantes.
Tenía unas dimensiones de 350 metros de largo por 70 metros de ancho, de este circo tenemos sus metas en el bar de un lujoso hotel céntrico. Parte de la espina, el muro central, lo encontramos en el cementerio de la Iglesia de San Juan del Hospital, y tenemos otros restos en diferentes restaurantes locales.
Existen lápidas romanas adosadas al muro perimetral de la basílica de la Virgen de los Desamparados y en la calle de la Barchilla. Esta última servía como medida a las personas que durante la época medieval se dirigían al Almudín, donde se almacenaba y se vendía el trigo.
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Por Sergio Diago López, guía oficial de la Comunidad Valenciana.
Comentarios 1
Muchísimas gracias. Muy interesante, claro, sencillo y acertado.