En Valencia, como en tantas ciudades españolas, le dedicamos los lunes a San Nicolás. Deberemos ir tres lunes seguidos desde nuestra casa, vivamos donde vivamos, en silencio y realizando un pequeño peregrinaje a pie hasta la hermosa Iglesia de San Nicolás, situada en la calle de los Caballeros de Valencia. Calle emblemática del centro de nuestra ciudad, por ser considerada una antigua vía romana que comunicaba el este con el oeste, el decumano de nuestra Valentia Romana, y por lo tanto, una de las calles más antiguas de la capital del Turia.
Cuando llegamos a su pequeña entrada, por cierto, no todos los visitantes la encuentran o se la pasan de largo, debemos atravesar un estrecho pasaje para poder entrar a una Iglesia que nos impresionará por sus frescos barrocos recientemente restaurados.
Una Iglesia que no nos dejará de sorprender durante nuestra visita.
Antes de nada, explicar que el origen del templo fue una mezquita musulmana construida sobre una zona de enterramientos romanos, hasta podemos encontrar la marca de un templo romano dedicado a la deidad de Isis. Durante la época medieval esa misma zona a los pies de la Iglesia continuó siendo un lugar sacro de enterramientos, lo que llamamos un fosar.
De la mezquita musulmana no nos queda nada, pues desapareció cuando un 9 de Octubre de 1238 el Rey de Aragón, Jaime l el Conquistador, entró en la ciudad de Valencia acompañado de señores feudales llegados de tierras lejanas y por las diferentes órdenes religiosas. Tenemos que recordar que el contexto de su llegada a Valencia, era el de una cruzada religiosa apoyada por el Papa Urbano IV, para recuperar todo el territorio cristiano de la península ibérica, dado que estaba en manos musulmanas hasta ese momento.
El Rey cumplió su parte del trato y repartió las tierras entre los señores feudales y las órdenes que le habían ayudado de un modo u otro en la reconquista, así pues, Don Jaime l, cederá a los padres predicadores Dominicos dicho templo, serán ellos quienes comenzarán una transformación a un edifico gótico, y lo dedicarán a San Nicolás, al vencedor del pueblo, que es lo que significa Nicolás en hebreo.
Ciertamente el templo te sorprende por muchas razones, una de ellas es que cuando entras esperas ver a San Nicolás de Bari sobre el altar, y en efecto así es, pero no está sólo, pues el templo posteriormente también se dedicó al protomártir de la orden, es decir, al primer dominico martirizado de la historia en el S. XIII, San Pedro Mártir de Verona, representado con sus atributos, los instrumentos de su propio martirio, un alfanje o gladium clavado en su cabeza y para rematarlo un puñal clavado en su pecho.
Comenzaremos nuestra visita entrando en un templo que ha sufrido cambios a lo largo de su historia y con un San Nicolás de Bari acompañado sobre el altar principal.
A lo largo de la visita descubriremos muchos más detalles sobre la vida y milagros de estos dos Santos, narrados en las pinturas representadas en los lunetos de su impresionante bóveda barroca.
No debemos de olvidar que aquella mezquita que los padres Dominicos recibieron de manos del Rey Don Jaime l, se convirtió en un templo gótico. Más tarde, con la evolución del tiempo y de las modas se transformó gracias a la maestría de Juan Bautista Pérez Castiel en el templo barroco que llegará hasta nuestros días.
Desde la Corte Real de Carlos II en Madrid y gracias al canónigo Vicente Victoria, llegará un Cordobés, llamado Antonio Palomino, él nos ha dejado un increíble legado en edificios como Los Santos Juanes, la Basílica de la Virgen de los Desamparados y también en San Nicolás. En este templo por falta de tiempo, manos, etc… Delegará en su discípulo-colaborador Dionisio Vidal la ejecución de la obra.
Palomino, hombre culto, pintor y tratadista, realizará los cartones, la disposición del espacio con la vida y milagros de los Santos, pero será Vidal el que le dará vida al templo.Se dice en Valencia, que el discípulo superó al maestro.
Ustedes mismos lo pueden comprobar con sus propios ojos. La Iglesia tiene 2000 m2 de frescos, como les digo, recientemente restaurados gracias al mecenazgo de la fundación Hortensia Herrero. Con los últimos y más novedosos avances técnicos y tecnológicos, en cuanto a restauración se refiere. Todo este trabajo ha sido realizado y dirigido por la profesora de la Universidad politécnica de Valencia, Pilar Roig. La obra fue también asesorada por Gianluigi Colalucci, italiano que restauró la capilla Sixtina del Vaticano en Roma y fue él quien bautizó al templo como “La Capilla Sixtina Valenciana”.
Por Sergio Diago López.
Guía oficial de la Comunidad Valenciana.